Blog

   

Cómo aprendí alemán y cumplí uno de mis sueños

La historia de cómo aprendí alemán es realmente curiosa, empecemos desde el principio.

Desde pequeña siempre me han gustado los idiomas pero nunca había sentido interés en aprender alemán. Me gustaba como sonaba el inglés y el italiano, pero no el alemán. No fue hasta el año 2014 cuando le di una oportunidad a la lengua germana.

Hice una entrevista de trabajo para una empresa alemana la cual ofrecía una oportunidad muy jugosa: la formación dual. Esta formación combina trabajo y estudios al mismo tiempo. Era algo innovador aquí en España y sin embargo, en Alemania hacía muchos años que ya se había implantado.

Cuando empecé la formación dual y entré en contacto con el alemán, me encantó.  No puedo negar que desde un principio me pareció un idioma complejo y en los tres primeros meses no hacía otra cosa que mezclar inglés y alemán sin control. Entonces me dije a mí misma: Marta, esto es alemán, no inglés. Aprovecha la oportunidad que tienes ahora mismo. Tienes profesores nativos alemanes y están muy motivados en enseñarte su idioma, su cultura y su país.  ¡Y eso hice!

Esto es lo que a mí me funcionó. Mientras iba a clase en tren, metro y autobús, aprovechaba ese tiempo para repasar las lecciones que habíamos dado durante la última clase, repasaba el nuevo vocabulario aprendido y escuchaba canciones en alemán. Y no solo eso, sino que leía la letra de la canción y la traducía por mi cuenta a mi lengua materna, el español. También cantaba mentalmente las letras y eso me ayudaba mucho a memorizar la pronunciación.

Algo que también me ayudó mucho a perder el ‘’miedo’’ a hablar fue ver que cuando mis compañeros de clase hablaban en alemán se equivocaban muchísimo y era completamente normal. No teníamos por qué tener miedo ni vergüenza a la hora de hablar. No era nuestro idioma materno y todos nos esforzábamos tanto como era posible. 

Al final creamos una gran familia entre todos y no podíamos esperar a empezar cada semana las clases de alemán. Después de cada lección sabíamos un poco más de alemán pero también ‘’sabíamos que no sabíamos nada’’.

Mi motivación por el alemán crecía cada día un poco más y al salir de clase lo único que quería era practicar con pequeñas conversaciones lo que había aprendido. 

Entonces, ni siquiera me planteé buscar un tándem. Creía que no estaba preparada y mis compañeros tenían sus compromisos al acabar las clases. A partir de ahí creció en mí la necesidad de viajar a Alemania y practicar el idioma en un contexto real.

Y llegó el momento. En julio de 2016, un año después de la muerte de mi padre, reuní todas las fuerzas posibles para dar un paso que más tarde marcaría mi vida. Viajar sola por primera vez a un país que no era España y donde no conocía a nadie.

Pasé una semana en un pequeño pueblo cerca de Colonia llamado Rösrath.

Por supuesto, tuve que vencer mis inseguridades y utilizar lo que sabía de alemán para sobrevivir esa semana.

Todos los días de esa semana excepto uno, cogía el autobús hasta llegar a la estación de tren y de allí tomaba un tren que me llevaba al centro de Colonia. Y allí empezó mi aventura. 

Paseé por las calles de Colonia sin un rumbo fijo, comí en varios restaurantes y conocí a algunos españoles que vivían allí. Tomé un trenecito turístico que me llevó al museo Lindt y me divertí mucho.

La verdad es que aquí mi nivel era muy bajo y apenas podía comunicarme, pero estaba realmente motivada tratando de entender lo que escuchaba y leía por las calles.

En septiembre volví a repetir la aventura en la ciudad de Berlín y me encantó.

En ese viaje contraté un guía turístico español para que me enseñase los lugares más importantes e históricos de Berlín.  Esta vez pude hablar con gente alemana sin tantos problemas y me felicitaron por intentarlo.

Al llegar de nuevo a casa, las ganas de volver a Alemania eran inmensas. Sentía que necesitaba dar un gran paso para avanzar más en el idioma. 

En octubre llegué a plantearme mudarme a Alemania. Todo estaba en mi mente, pero por alguna razón sentía que debía dejar pasar unos meses más.

En noviembre me inscribí en un curso intensivo de alemán en Barcelona que duraba 5 meses. Asistía 5 horas al día, 5 días a la semana durante 5 meses.

Tuve días muy diferentes. Días en los que hablaba bastante bien, no tenía fallos y estaba muy motivada. Y días en los que me frustraba porque no conseguía memorizar bien los artículos. Del acusativo y del dativo ni hablemos. Cuando una de nuestras profesoras nos veía muy apagados y cansados, nos proponía hacer yoga en el parque. En alemán, claro.  Gracias a eso volvíamos a conectar con el mundo real y conseguíamos desestresarnos por un tiempo más.

Hasta que finalmente llegó el día en que me mudé a Alemania. Lugar: la región de la Selva Negra. Un lugar precioso lleno de naturaleza muy verde.  Más tarde me di cuenta de que quizás no era la región ideal para seguir aprendiendo y mejorando el idioma. Allí no hablaban precisamente Hochdeutsch. Tenían mucho acento y hablaban el suizo-alemán. 

Después de unos meses decidí volver a España y seguir con mi nuevo idioma de aprendizaje desde aquí.

Sin embargo, fue una experiencia inolvidable y un sueño más que he logrado cumplir en mi vida.  

Estos fueron mis inicios aprendiendo este nuevo idioma. Sin embargo, aunque ahora viva en España, sigo aprendiendo y mejorando mi alemán. Tengo una profesora en línea que me ayuda a refrescar conocimientos y adquirir nuevos. Gracias a esto, puedo enseñar español en línea a estudiantes de habla alemana, desde el nivel A2 de español. Ese nivel en el que ya sabes muchas palabras y sabes cómo funcionan las conjugaciones pero en el que necesitas mucha motivación y herramientas para seguir avanzando y comunicarte sin problemas con gente nativa de España.

En la foto que acompaña esta publicación estaba celebrando la Pascua con figuras de chocolate en mi clase de alemán. ¡Gracias por leerme! 🙂